sábado, 16 de mayo de 2009

¿Creer en que?

El ateísmo que reprende lo expuesto por los teístas y las prácticas que acompañan dicha teoría como filosofía de vida, persigue el mismo objetivo que las religiones más fundamentalistas.

Los ateos intentando convencer al mundo que a través de una visión, ciertamente parcializada, autoritaria y subjetiva uno podría ser más feliz; apelan al dogma intrínseco y la metodología de las religiones más populares, basadas naturalmente en una concepción teísta.

Entonces, los extremos no son saludables, pues terminan confluyendo en sus mismas falencias.
La pregunta es: ¿Existe un estado de equilibrio entre teísmo y ateísmo?
Y más profundamente… ¿Qué verdades son aquellas que sustentan la forma de vida de un teísta / ateo?

2 han dicho algo:

Fabiana dijo...

El extremismo religioso suele ser mucho más peligroso que el político.
Sobre los temas religiosos surge la ceguera.
Yo creo que entre ateos y no ateos hay un solo punto en común: la comodidad.
Para unos, la comodidad de haber recibido educación religiosa por herencia, sin permitirse alguna vez un análisis o planteo (una especie de lavado de cerebro familiar).
Para otros, la comodidad de no creer en nada ni nadie.

Repito: los extremos son nocivos siempre.

Otra vez, que tengas un muy buen fin de semana.

Juans dijo...

Fabiana:
Coincido en el punto de la comodidad.
Y creo que quienes creen fanáticamente en Dios descansan en atribuirle TODO (bueno y malo) a dicha divinidad, evitando hacerse cargo de sus errores.
Nuevamente. Un extremo cómodo y a la vez nocivo...